La Térmica, el centro de cultura contemporánea de la Diputación de Málaga, acoge en su programa expositivo a otra de las figuras imprescindibles de la fotografía española, una de las miradas más incisivas de este tiempo, la de Jesús Madriñán. Y lo hace con ‘Afectos fugaces’, una muestra que reúne obras de sus series ‘Torremolinos’ (2018) y ‘Washington Store’ (2023). En ambas, el artista reflexiona sobre las aplicaciones de citas, las nuevas formas de relación que surgen a partir de ellas entre jóvenes gays y el lenguaje que nace de unas conexiones personales rápidas y efectivas que dejan poco margen a la incertidumbre y la espera. Las piezas, que se muestran en España por primera vez, se podrán ver desde el 13 de marzo hasta el 29 de junio.
La exposición, compuesta por 15 retratos, ha sido presentada este miércoles por el vicepresidente y diputado de Cultura, Manuel López Mestanza, la comisaria del proyecto, Nerea Ubieto y el propio artista, Jesús Madriñán. “Esta exposición nos trae a La Térmica a un artista ya consagrado, con más de 15 años de carrera profesional, un fotógrafo que persigue inmortalizar las escenas más espontáneas con la belleza y la calidad de la imagen de estudio”, ha comentado Manuel López Mestanza. Y ha subrayado que Madriñán, “utiliza una cámara de gran formato y una película analógica para sus proyectos, herramientas que se contraponen a la inmediatez de lo virtual, a la cultura desechable y a las obras apresuradas”.
El proceso
Para realizar este proyecto, el artista partió de la aplicación de citas entre hombres más extendida a nivel mundial, Grindr. A través de esta app, Madriñán localizó a usuarios que quisieran participar en el proyecto y los retrató en antiguos almacenes de las ciudades que dan título a las series. Fueron encuentros profesionales breves, pero íntimos que condensan su fuerza y potencialidad en una sola imagen. Como explica la comisaria Nerea Ubieto, la galería de rostros y cuerpos captados por la cámara de Madriñán dan cuenta de su seña de identidad, “retratos honestos, contundentes, profundos, cargados de una naturalidad sosegada y sin artificios que solo es posible mediante el refinamiento técnico y el dominio de la cámara de gran formato”.
Con la intención de buscar la belleza estética y el equilibrio, pero también la complejidad psicológica de los personajes o entornos que retrata, las piezas del artista invitan al espectador a desarrollar una mirada contemplativa, pero también a verlas desde una perspectiva crítica. ‘Afectos fugaces’ cuestiona un fenómeno poco analizado, el impacto de las aplicaciones de citas en la conformación de la identidad, en el bienestar emocional y psicológico de sus usuarios y en las relaciones que se forjan en estos contextos en los que la intimidad se expone en un catálogo de imágenes aceptadas o rechazadas a golpe de click.
Tanto la serie ‘Torremolinos’ como ‘Washington Store’ arrancaron con la creación de un perfil en la plataforma donde el artista explicó el proyecto y mostró piezas de trabajos anteriores. Los jóvenes que respondieron al anuncio llegaron a un antiguo almacén del municipio malagueño con expectación y una sombra de duda. Sin embargo, el artista promovió un espacio de seguridad y confianza donde les explicó paso a paso el procedimiento. Se trataba, en definitiva, de posar en un plinto y expresarse como deseasen, sin artificios. Una vez preparado el set al milímetro, con luces, fondo, escenario y cámara, en el momento del disparo, Madriñán se giraba dando la espalda a los retratados y aportándoles un extra de libertad que les convertía en su propio y único espectador. Así, en sus rostros se percibe la autenticidad fruto de la atmósfera relajada y el procedimiento lento.
El trabajo de ‘Washington Store’ se enmarca dentro de la invitación que recibe el artista por parte de la Embajada de España a realizar un proyecto sobre la urbe americana con total libertad creativa pero en tan solo 20 días. Nuevamente recurrió a Grindr, pero el planteamiento es diferente al de Torremolinos por las restricciones temporales. Así que en lugar de quedar de forma individual con los jóvenes, organizó un solo encuentro colectivo a la misma hora en un viejo almacén. Treinta desconocidos se reunieron con el propósito excepcional de ser retratados, individual y colectivamente, por el artista español.
Ahora, tanto las fotografías grupales que muestran el orgulloso sentido de pertenencia a una colectividad, como los retratos más personales y privados, desde las imágenes en blanco y negro a los fondos cargados de color, entre las tomas de cuerpo entero y los primeros planos, las imágenes de Madriñán dialogan por primera vez juntas en la sala 014 de La Térmica como reflejo de la gran paradoja actual, la búsqueda de la intimidad en el expositor más abierto y superficial de la historia.
