La Orquesta Filarmónica de Málaga (OFM) volvió a brillar con fuerza en el Teatro Cervantes este 5 de diciembre, donde ofreció una velada llena de emoción y virtuosismo. Bajo la dirección de Cristóbal Soler y con David Ruiz Del Canto como concertino invitado, la orquesta presentó su Sexto Programa de Abono, en el que se rindió homenaje a dos de los compositores más importantes del repertorio sinfónico ruso: Sergéi Prokófiev y Dimitri Shostakóvich.
El concierto, que también se repite la noche del 6 de diciembre, cautivó al público desde el inicio con la interpretación del Tercer Concierto para piano y orquesta en Do mayor, Op. 26 de Prokófiev. La pianista Eva Gevorgyan, una joven y prodigiosa intérprete de origen ruso-armenio, deslumbró con su magistral dominio del piano. Su interpretación fue una auténtica joya, llena de técnica y pasión, que reflejó la complejidad de una pieza escrita por Prokófiev en los primeros años de la década de 1920. El concierto, que incorpora material de bocetos anteriores del compositor, es conocido por su exquisita mezcla de lirismo y virtuosismo, y Eva Gevorgyan supo plasmar todas esas sutilezas de manera impresionante.
La obra tiene una historia interesante: fue estrenada en 1921, con Prokófiev al piano, por la Orquesta Sinfónica de Chicago, bajo la dirección de Frederick Stock. La pieza, dedicada al poeta ruso Konstantín Balmont, está impregnada de una atmósfera nostálgica y evocadora, casi impresionista, que fue magistralmente capturada por la pianista en su interpretación.
En la segunda parte del programa, la OFM interpretó la Quinta Sinfonía en Re menor, Op. 47 de Dimitri Shostakóvich, una obra de gran impacto y trascendencia histórica. Compuesta en 1937, durante una época de gran represión política en la Unión Soviética, esta sinfonía es una respuesta astuta de Shostakóvich a las presiones del régimen de Stalin y refleja el coraje del compositor para mantenerse fiel a su música en tiempos de peligro. La pieza es conocida por su lenguaje musical directo y accesible, pero al mismo tiempo por su gran profundidad emocional y complejidad estructural.
La obra, que fue estrenada en Leningrado en noviembre de 1937 con la Orquesta Filarmónica de Leningrado, es considerada uno de los puntos culminantes del repertorio sinfónico del compositor. La OFM, dirigida por Cristóbal Soler, captó a la perfección la tensión entre la elegancia melódica y la intensidad dramática de la obra, que resuena con una fuerza impresionante, llevando al público a un viaje emocional profundo.
La velada fue un verdadero espectáculo, que no solo demostró el talento de la OFM, sino también la dedicación y el carisma de Cristóbal Soler, quien dirigió con maestría ambas obras. Su interpretación fue cálida, profunda y llena de matices, destacándose por una técnica impecable y una sensibilidad única.

Eva Gevorgyan, una de las pianistas más prometedoras de la nueva generación, es conocida por su virtuosismo y su capacidad de emocionar al público. Su beca en la Escuela Superior de Música Reina Sofía y su formación con grandes maestros como Evgeny Kissin la han consolidado como una de las intérpretes más destacadas del panorama internacional.
Este concierto fue una oportunidad única para disfrutar de dos de los más grandes exponentes del sinfonismo ruso y una muestra del excelente nivel artístico de la Orquesta Filarmónica de Málaga. Sin duda, una noche para recordar y para seguir aplaudiendo el talento local e internacional.
Si te perdiste la primera función, ¡no te preocupes! Esta noche, 6 de diciembre, a las 20:00, podrás disfrutar del mismo programa, que promete seguir cautivando al público con la belleza y la fuerza de estas obras maestras.
¡Ven para EmocionarteConArte en esta velada única en el Teatro Cervantes!